jueves, 28 de octubre de 2010

Los cumplo feliiiiiizzzzzzz

“Tenés mas chances de morirte en un accidente de avión que de esto..”, me repetía el médico. En ese momento en el consultorio no volaba una mosca. Mamá y papá estaban detrás de mí, apoyados contra una pared, mudos. Me acababan de dar la noticia más rara de mi vida.


Angustia. Mucha angustia. Tanta que sentía el corazón en todo el cuerpo, era como si me hubiera suspendido de la realidad, a partir de ese momento todo lo que pasaba alrededor estaba como en un segundo plano y fuera de foco. Federico me hablaba, todo rápido, pero yo ya no estaba. En mi cabeza solo habían quedado dando vueltas, tipo calesita, frases como “células malas, cuerpo, quirófano, carcinoma, cáncer, células malas, cuerpo, quirófano, carcinoma, cáncer”.

Sí, cáncer.

El viaje de vuelta a casa fue también en silencio. Yo, en el asiento de atrás y contra la ventana, no podía parar de llorar. Es que de verdad no lo podía creer. Tenía una ensalada mental importante, realmente me quería matar: “tengo cáncer” repetía agarrándome la cabeza. ¿Qué se hace? ¿Me voy a morir? ¿Cuándo? Y sebas? ¿Cómo se lo digo? Y mis amigas? Y porqué? Qué es esto? No entiendo nada. Ayuda. No, no quiero ayuda. Quiero ser otra, pero soy esta. Hola, bienvenidos a mi mundo. Qué mundo de mierda. La vida esta buena, no…es lo menos.

Llegamos. Me baje del auto, subí al cuarto y creo que por primera vez cerré la puerta. Dios, qué me esta pasando. Primer llamado, al psicólogo: “Hola Ale, te cuento los estudios dieron mal. Parece que es malo”, del otro lado, silencio absoluto. “Y sabes qué es lo peor?” le digo, “chau, después de esto se me fue la sonrisa para siempre”. Es que el miedo, la tristeza y la impotencia son tan enormes que parecieran apoderarse de uno para toda la vida o lo que resta de ella. Me preguntaba de dónde iba a sacar fuerzas para encarar todo lo que se me venía encima. Había pasado solo una hora y ya me sentía agotada.

A partir de ese momento mi vida se había visto transformada. Las conversaciones, los movimientos, los planes, los estados, todo, absolutamente todo, giraba en torno de la Tiroides. Aprendí a convivir con el miedo. Miedo a morir antes de los 30.

Me interné, me operé, me saqué una glándula y con él un tumor. ¿Un tumor o un temor? Son lo mismo. Ese 21 de abril murieron 27 años. O sea, es algo raro porque biológicamente cumplo veintinueve, mentalmente cumplo dos y espiritualmente, como setenta. De repente todo se transformó. Fue como si hubiera pasado de la sombra a la luz en una décima de segundo. Ese día quise dormir sola en el hospital. “Dormir”. A pesar de que estaba pasada de calmantes no pegue un ojo. No podía parar de pensar en lo que estaba viviendo. “Bueno, ya paso la operación, estoy internada, se fue el tumor, se fue lo malo, ahora tiene que empezar una nueva vida para mí”. Empecé a sentir una especie de alivio. Esa noche me prometí nunca más pasar por algo así, me jure cambiar todo lo que fuera necesario.

Conectarse con la luz de las cosas, dejar de vivir en la sombra se transformó en la clave del éxito. Elegir lo que podemos hacer con las cosas que nos pasan, la mejor herramienta. Valorar lo que nos dan, la mejor satisfacción. Aprender a pedir, el mayor desafío. Manifestarse, lo más divertido. Quererse, lo más importante.

Asique acá ando, VIVITA Y ROCKEANDO, jaja, celebrando un año más, los 29, me pegaron bastante la verdad, por esta y otras cosas, ando medio sensible pero de felicidad. Graciassss a todos los que me acompañan en el festejoooo y a todos los que me ayudaron siempre, mama, papa, hermanas, amigos, amigas, a todos los que me abandonaron y me quisieron, TODOS hacen que hoy los cumpla muy feliiiiiiiiiiiiiz. Brindaré por ello.


Salud!! (y va en serio…jajaj!!)

2 comentarios:

Chechu dijo...

AMIGO! brindo en tu salud (literal). Te quiero. te admiro. Por la renovada maru! tu amiga del alma...

Adriana Aldana Núñez dijo...

A tu Salud!!! Que viva la Maru 2.0