lunes, 14 de mayo de 2007

Surrealismo



Primero y principal, cabe destacar que siempre están un tanto peludos por la barba que esta a mitad crecer, en realidad justo la línea que divide la parte de su cara que tiene pelos, con la que no, pasa por la mitad del cachete, como si te dijera que ahí está el Trópico de Capricornio o la línea del Ecuador. Sí, tal cual, es una línea divisoria.
En la parte inferior, o sea la que tiene pelos, es un tanto rasposa pero no por eso, mala. Es como la parte sur que atrae a un polo, que en este caso es su boca y ahhh, qué polo querido, un polo literalmente hablando, un imán con sus polos magnéticos al mango que vaya a saber qué descargan pero que siempre necesitan juntarse con la mía.
La pera es algo que no me llama la atención, no por fea, sino porque tiene a un rival duro de afrontar: el cuello. Pero el cuello ese que va entre el hueso de la mandíbula hasta donde reposan las amígdalas que yo no tengo y que vos estas por perder. Ahí si. Fiesta, chapuzón, de noche, en una pileta de club pero sin bañero con zunga ni pendejos en la pileta de al lado mostrándole a la mami cómo meten la cara abajo del agua sin taparse la nariz o como se tiran “de palito”. Esa es la pileta en la que nado yo cada vez que estoy en tu cuello, en una pileta de club, enorme, inmensa, profunda, solitaria y oscura…
Subo, atravieso el trópico de nuevo y ahhh, ahora si. De chica siempre soñaba con vencer el mito del colchón redondo de agua. Quería tirarme ahí y saltar. No se porqué siempre me lo imagine violeta; o también soñaba con que mama me comprara una colchoneta elástica para el jardín, pero nunca lo hizo. Y pensar que todos esos sueños y deseos infantiles se cumplen en un segundo cuando mi cachete se aprieta contra el tuyo, cuando tus brazos refuerzan el apretón y me recuerdan que el olvido no existe ni habita en ningún lado, como diría tu cantante preferido que, por cierto, yo detesto.
Ni hablar cuando mi boca se encuentra con la parte lisa de tu cachete, en realidad tu boca se pone celosa, no me lo dice, pero la conozco, me doy cuenta y tal vez, es por eso que voy cada tres segundos y me vuelvo con la caprichosa.
¿En dónde están mis ojos en este momento? Seguro estén cerrados, siempre que toco uno de tus cachetes trato de mantenerlos abiertos, pero no puedo, no lo logro, es como que me quiero perder, quiero morir ahí, quiero que ese viaje dure para toda la vida, aunque nunca sepa adonde voy ni qué me llevo conmigo. Lo único que me hace volver a la tierra es tu mirada, aunque cada vez que te mire me olvide de lo que estaba por pensar, me siento ahí, firme de nuevo, todavía no despegué pero estoy en el aeropuerto. Y me voy…me voy de viaje, otra vez no lo pude evitar. Pero esta vez me acuerdo de la película en la que el personaje era un hipocondríaco ,que me hace acordar a mi hermana, y que lo encogían y lo inyectaban en el cuerpo de otra persona. Iba en una nave a toda velocidad que se balanceaba de un lado al otro y veía la sangre, las venas y demás….¡si si! Ahí voy cada vez que te miro pero no veo tu sangre ni tus venas, veo tu alma, transparente como ninguna, veo….
A un chico…chico chico, te diría que de unos cuatro o cinco años que explora, que todo lo toca, que todo lo estudia, que todo lo pregunta, que ama no con el corazón sino con el alma, que se entrega a la situación, que no le sale y llora, que está triste y quiere estar sólo, que le gusta jugar con fuego. Veo a ese chico que le gustaba la chica de la plaza y me imagino cuando por fin te animaste a invitarla a jugar y al otro día ella no fue. Veo un alma que no va a crecer nunca, que siempre va a tener no más de cinco. Y ahi es cuando inevitablemente giro la cara y dirijo la mirada a la punta de tu cuarto en la que tenés una bolsita de jardín, que me tiene a mí adentro, color azul con verde y colorado y un Sebastián bordado a mano. Y sí, ahi te veo…tal cual sos, un enano, regordete de rulos para ese entonces rubios y con unos cachetes que ay mi vida si hubieras ido conmigo al jardín no te hubiera quedado nada. Vuelvo a mirarte y te veo ahí y otra vez no lo puedo evitar….¿Querés venir a jugar a casa?

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